A Alfredo Di Stéfano no me lo bancaba. Un día, en la semana previa al clásico que definía el Nacional 69, me le fui encima con un revólver de juguete. Estaba sentado en su auto y se puso pálido. íCoño, mujer! ¿Podemos hablar? ¿Hablar de qué hijounagranputa?, le contesté. Cómo no voy a poder entrar al entrenamiento si yo vivo para Boca? (La Raulito).
cine documental
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